Triángulo dramático de Karpman

Este triángulo es tan famoso como el triángulo de las Bermudas. de hecho, tienen algo en común: atraen a las personas, y es difícil escapar de ellos. Nadie sabe dónde se encuentra la salida. 

La diferencia es que el triángulo de Karpman no es una ubicación geográfica. Es un modelo cerrado de relaciones dependientes, en el que las personas cumplen estos tres roles: víctima, salvador y perseguidor. Estos roles no son estáticos. Cada participante de la interacción “cambia” inconscientemente de un rol a otro, manteniendo este círculo destructivo.

Anthony trabaja mucho y pasa poco tiempo en casa. Cuando regresa a última hora de la noche, ve que su hijo Kyle está jugando videojuegos o pegado a su teléfono móvil. Y Page, su esposa, está viendo Desperate Housewives. Anthony se enoja porque su apartamento se ve desordenado, la cena está fría y su hijo está perdiendo el tiempo. Empieza a gritar: quiere que Kyle esté ocupado con la tarea y que Page esté haciendo las tareas del hogar.

Entonces Anthony (el perseguidor) comienza  a interrogar a Kyle (cómo van sus calificaciones: ¿por qué B y no A? ¿Por qué está constantemente pegado a su teléfono?). 

Page (la salvadora) comienza a defender a Kyle – ¡Las acusaciones de Anthony son tan injustas! Kyle terminó su tarea esa tarde. Pero el padre debería pasar más tiempo con su hijo (se convierte en la perseguidora). ¡Es por culpa de su estúpido trabajo que nunca está en casa! Y posiblemente tenga una amante – ¡ya que su familia casi no lo ve! 

Entonces Page (la víctima) comienza a llorar. Ella dice que no debería haberse casado con Anthony. Su madre tenía razón: todos los hombres son iguales. Ella, Page, le dedicó toda su vida, ¿y qué obtiene a cambio?

Los padres comienzan a pelear. Kyle está muy triste, pensando que todo esto es culpa suya (víctima). Luego saca su libro de matemáticas y trata de calmar a sus padres (el salvador). Muchas personas pueden participar de este triángulo: dos, tres, o incluso toda la familia.  

Ally era una muy buena madre. Lo sabía. Pero su hijo no era el mejor – ¿qué podía hacer al respecto? Tendría que aceptarlo… 


Víctor tenía 34 años. Vivía con su madre y estaba borracho con regularidad. No tenía amigos en el trabajo. Las mujeres no se sentían atraídas por él. Tenía muchas razones para beber (la víctima).

Ally (la salvadora) observaría que su hijo estaba borracho, e intentaría evitar su borrachera: compra de medicamente y llamó a un narcólogo, por si las cosas se ponían peor.

Victor (el perseguidor) culpaba a su madre por todos sus problemas. Fue ella quien se divorció de su padre. Él creció sin modelo masculino, ni apoyo. Ella no entiende lo dura que es su vida. Y, en general, ella podría haber vendido su casa, y haber comprador sus apartamentos separados: uno para él y otro para ella… 

Ally (la víctima) suele llorar cuando esto ocurre: “¡He sacrificado todo por ti! ¡Ni siquiera me he vuelto a casar! ¿Cómo puedes decirme estas cosas?” Entonces llamaría a alguna amiga para hablar del “perdedor” de su hijo y de su vida desperdiciada. 

Después de un tiempo, Ally (la perseguidora) se recargaba y atacaba y amenazaba a Víctor: “¡Te desheredaré! ¡No obtendrás nada una vez que me haya ido! Te echaré de mi casa, ¡hasta que dejes de beber!”.

Para ese momento, Victor estaba sobrio y sentía vergüenza. Su madre se esforzaba tanto… ¿Cómo podría ayudarla? De mal humor, Víctor (el salvador) comenzaba a arreglar cosas en la casa (aceitaba la puerta chirriante, colgaba un estante nuevo en el baño) y le compraba a su mamá una nueva orquídea; a ella le encantan las plantas de interior…

El triángulo dramático de Karpman se construye sobre la codependencia y no permite que sus participantes vivan libremente. Deberían dejar el triángulo. Pero para salir primero hay que darse cuenta de que uno está adentro. Intenta analizar si existe un triángulo así en tu vida. Este es el primer paso importante hacia el cambio.


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