Se puede sufrir un trauma psicológico no sólo al experimentar directamente una amenaza para la vida y la salud, sino también cuando sólo se observa algo terrible que es imposible de comprender y va más allá del alcance de la experiencia humana ordinaria. En psicología, este fenómeno se ha denominado “trauma vicario”.

La carga emocional que supone observar las catástrofes, los accidentes, las lesiones y el sufrimiento de otras personas puede ser demasiado pesada para la psique humana, aunque la propia persona no se vea directamente afectada por estas circunstancias: lo observa desde lejos, o lo ve en la pantalla del televisor y lo lee en las noticias.

Un joven que iba a trabajar por la mañana vio cómo se derrumbaban dos pisos de un edificio de viviendas, debido a una explosión de gas de servicio. Pasaba por allí. Esta imagen le inmovilizó: los gritos, los cuerpos, las vidas perdidas. Ha pasado un mes, pero no puede “dejar de ver” lo sucedido, especialmente, por alguna razón, la imagen de una muñeca destrozada atascada en las ramas de un árbol. Empezó a verla en sus pesadillas.

Una joven estaba en un espectáculo aéreo cuando un avión se estrelló. No resultó herida, ya que estaba bastante lejos. Sólo fue testigo de todo. No pudo soportar los sentimientos insoportables y los ataques de pánico hasta que pidió ayuda psicológica.

Una joven madre vio un informe sobre el tiroteo en una escuela de Texas. El miedo, la compasión por los niños muertos y sus padres, y la desesperación la abrumaron. Se sintió como un globo que ha perdido el aire: no le quedaban fuerzas para seguir viviendo.

Los testigos pueden encontrarse a solas con sus sentimientos, sin poder entenderlos del todo (“Yo no estaba allí, estoy aquí, estoy bien, ¿por qué reacciono así?”). Y puede que otras personas tampoco las entiendan por las mismas razones (“Todos estamos preocupados, pero aun así, esto no te ha pasado a ti, ¡cálmate!”). La persona puede sentirse aislada, como en el vacío, y esto siempre agrava aún más su estado.

Pero hay que tener en cuenta que no todas las personas que se encuentran en circunstancias extremas o las presencian sufren un trauma psicológico. Por ejemplo, había mucha gente al lado del joven que vio el derrumbe de los pisos del edificio y de la mujer del espectáculo aéreo, pero no todo el mundo se lo tomó tan a pecho. Asimismo, mucha gente se sintió muy perturbada por lo ocurrido en Texas, pero no todos los que vieron las noticias sufrieron TEPT.

Estas son las principales condiciones que contribuyen al traumatismo:

– miedo agudo por la vida y la salud

– experimentar una sensación de impotencia (“no puedo hacer nada”).

El grado de angustia y lo mucho que se relaciona con la historia aumenta la probabilidad de que las capas más profundas de la psique se vean afectadas: “Yo también tengo hijos, esto podría pasarles”, “Mi hermano murió de la misma manera”, acontecimientos traumáticos similares del pasado, etc.

Es importante distinguir la empatía del trauma vicario.

Empatía:

○ el sentimiento de rabia (“¡Cómo se atreven!”), de miedo (“¿Y si esto le pasara a mi familia?”), de alivio (“Qué suerte que no me haya pasado a mí…”), de impotencia (“No puedo hacer nada para evitarlo”).

Trauma vicario:


○ tu estado emocional ha cambiado mucho: lágrimas incontroladas, actividad frenética o, viceversa, apatía total, sin fuerzas para hacer nada, un nivel de ansiedad constantemente alto (mientras que antes era moderado o inexistente);

○ apareció algún miedo fuerte: a estar en lugares concurridos o viceversa, da miedo estar solo, miedo a los espacios abiertos o cerrados, etc.;

○ problemas de sueño o de apetito que se prolongan durante más de dos semanas;

○ tus emociones parecen estar bloqueadas: es difícil reaccionar, es difícil sentirse comprometido, es difícil simpatizar, y parece que no sientes nada;

○ o, por el contrario, estás abrumado por las emociones: no eres capaz de actuar racionalmente, pensar en otra cosa o controlar tus acciones;

○ alta intensidad de las emociones: es imposible hacer nada, hay imágenes terribles ante tus ojos, y tus prioridades cambian todo el tiempo.

Cómo ayudarte a ti mismo:

1. Lo más probable es que tengas demasiados sentimientos insoportables. Son muy intensos y permanecen encerrados en tu interior. Es importante dejarlos “salir” y liberarlos. Cuando una persona puede nombrar sus sentimientos y expresarlos, dejan de causar daño desde dentro. Puedes hablar de tu dolor sólo con personas seguras que no desvaloricen tus sentimientos, o viceversa, que catastroficen (“Estamos condenados, qué pesadilla, cómo seguir viviendo, vamos a morir todos”)

2. Limita o evita ver y leer noticias. Tu condición sólo empeorará si haces eso.

3. Lleva un diario en el que puedas describir con seguridad tus sentimientos y nombrar tus experiencias. El objetivo es el mismo: expresar lo que se acumula en tu interior y no te deja respirar.

4. Recupera el control de tu vida: planifica tu día a día con detalle.

5. Transforma las emociones a través del movimiento y la respiración. Hemos escrito mucho sobre esto últimamente.

Si los signos de un trastorno de estrés persisten durante mucho tiempo y no mejoran, es necesario buscar ayuda de un especialista. No ignores tu estado.

Cuida de ti mismo.


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