Los sesgos cognitivos más habituales…

Nuestro pensamiento es un proceso multifacético. Lo usamos para procesar información basada en conocimiento y experiencias acumuladas; hechos estructurados, llegar a conclusiones, y tomar decisiones. ¡Confiamos en nuestros cerebros! Sin embargo, pensar puede llevarnos a cometer errores – se los llama sesgos cognitivos. Estos son conexiones erróneas que pueden hacer que no interpretemos correctamente determinadas situaciones. 

Nuestra visión del mundo consiste en creencias, ideas, y puntos de vista que se han desarrollado a partir de experiencias de vida previas. Hay algunas distorsiones que pueden deslizarse en nuestro cerebro. No es fácil reconocerlas – no se diferencian de los pensamientos ordinarios y, generalmente, no nos los cuestionamos. ¡Es por eso que son tan peligrosos! Si no detectamos el error, entonces no podemos corregirlo. Y seguimos tomando decisiones basándonos en aquellos hechos “manipulados” por el cerebro.

Echemos un vistazo a los sesgos cognitivos más habituales:

1. Personalización.

“Soy la razón de todo”. Mi vecino no me saludó por la mañana – es probable que se sienta ofendido por algo que yo hice. Es el segundo día consecutivo que mi jefe está en un estado de ánimo pesimista – ¿mi informe fue tan malo?

Esta distorsión nos fuerza a pensar que cualquier situación es la consecuencia de alguno de nuestros actos, aunque puedan existir muchas otras razones. El vecino simplemente no descansó lo suficiente. Tu jefe no estaba de humor porque discutió con su mujer, o su  supervisor le llamó la atención por algo. 

2. Leer mentes, telepatía.

Si pareciera que sabes exactamente lo que la otra persona está pensando, eso es un error cognitivo. Todo lo que asumimos acerca de los pensamiento de los demás son solo suposiciones nuestras, y nada más. De hecho, pensamos: “Lo que pienso sobre cierto tema se ve en mis gestos faciales. Cualquiera puede percibirlo”.

3. Sobregeneralización.

Aquí estamos haciendo referencia al hábito de realizar conclusiones generales basadas en dos o tres casos de evidencia. Si sueles usar las palabras “siempre”, “nunca”, “constantemente”, entonces es probable que tengas esta distorsión cognitiva.  

“¡Haces trampa constantemente!”, “Todos los profesores son pedantes y aburridos”, “¡A los ricos no les importa nadie más que ellos mismos!”.

4. Catastrofización.

Cualquier situación desagradable termina en una catástrofe real, la cual lleva a otra catástrofe, y todo terminará siendo una pesadilla. 

“No voy a aprobar este examen, me expulsaran de la universidad, y seré desalojado del campus, me quedaré en la calle, no podré encontrar trabajo ya que no tendré título y viviré como el vagabundo de la esquina”.

5. Un sentido del deber exagerado.

Es tan exagerado que a veces se vuelve difícil de tolerar. “Podría”, “Debería”, “Es necesario”, “Debe hacerse”.

En el centro de esta distorsión se encuentra la idea de cómo te deberías comportar tú y cómo deberían hacerlo los otros. A quién, por cierto, ¿le deben algo? ¿Por qué deberías? La mayoría de las veces no hay respuesta a estas preguntas. Pero surgen muchas demandas. 

“¡Debo ser perfecto todo el tiempo!”, “¡Mi jefe debe ser comprensivo y profesional!”.

6. Filtro negativo.

Una fijación excesiva por lo malo y por ver cualquier suceso a través de un lente “nublado”. “No me has regalado flores. ¡No me amas!”. Tu jefe te señaló un error que has tenido. “Estoy fallando en mi trabajo, debe odiarme”.


7. Percepción selectiva.

Es cuando a partir de una variedad total de información decidimos seleccionar únicamente algunas partes que confirman determinado punto de vista. Por ejemplo, leemos horóscopos con este sesgo. O nos llaman la atención únicamente ciertas frases de una carta. 

8. Pensamiento blanco y negro.

El pensamiento dicotómico nos fuerza a percibir el mundo desde “una u otra” postura: bueno o malo; todo o nada. Pero, en realidad, hay muchas tonalidades y grises, además del blanco y el negro. Y no todo puede ser dividido en dos únicas categorías. 

“O inteligente o hermosa/o”, “Sus padres me amarán o me odiarán”, “Como no me ofrecen un nuevo proyecto, no aprecian mi trabajo”.

9. Exageración o subestimación.

Estos errores de pensamiento llevan o bien a exagerar un problema, o a subestimar cualquier logro. Por lo general, esto funciona de forma conjunta: todo lo bueno se minimiza y lo malo se infla en proporciones muy altas. “Como empezaron a llevar un registro de quiénes llegan tarde al trabajo, comenzarán a controlarnos cuando estemos en nuestros escritorios. Nos reducirán el salario, y cancelarán nuestros bonos. ¡Y estaremos vigilados de forma constante y general!”; “Sí, me dieron un bono… pero uno pequeño. Mis habilidades no son apreciadas”.

10. Todo será malo.

“¡Siento que esto no terminará bien!”, “No tiene caso”. “No me hagas hablar”. La “clarividencia” de este tipo reduce altamente la probabilidad de tener algún tipo de éxito en cualquier proyecto.

Y las personas tienen muchos de estos patrones de pensamiento sesgados. Hemos listado algunos de los más frecuentes. 

¿Has notado alguno de estos pensamientos sesgados en ti? Veamos…

¿Debes deshacerte de ellos? ¡Claro! Después de todo, si tomamos una decisión basada en un error de la fórmula, entonces la respuesta también será incorrecta. Por lo tanto, tus pensamientos negativos deben ser sujetos a cerrar análisis. Así es como los pensamientos automáticos se corrigen y han cambiado completamente. esto se llama reestructuración cognitiva.

Los sesgos cognitivos pueden causar depresión y ansiedad. Esto no sorprende si crees en los pensamientos negativos sin intentar cambiarlos. Si no es difícil hacer frente de esto tú mismo, vale la pena contactar a un psicólogo que se especializa en un enfoque cognitivo-conductual. Y luego, los errores cognitivos serán reemplazados por creencias constructivas – y esto es una clave para una vida armoniosa.


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