Autoestima: los primeros pasos

La autoestima es la base de la personalidad. Es como el tronco de un árbol en el que crecen las ramas (cualidades personales) y las hojas (deseos, estados de ánimo). Si no nos valoramos, las ramas serán frágiles y débiles: ¿qué más da que seas valiente e inteligente si no crees en ello? Las hojas también se marchitarán: si no te consideras digno, tus deseos serán muy modestos… Y si piensas demasiado en ti mismo, también hay riesgos: problemas de comunicación, por ejemplo. A la gente no le gusta comunicarse con quienes se ponen por encima de los demás.

Por ello, los psicólogos de Mindspa hemos decidido recopilar información útil para ti sobre cómo empezar a mejorar tu autoestima. No describimos todo el camino en este artículo, pero creemos que es muy importante hablar del primer paso, porque, como dice un famoso proverbio, “un camino de mil millas comienza con un solo paso”.

La psicóloga Elena sugiere empezar por la conciencia de los orígenes de tu autoevaluación. Supongamos que te consideras inteligente. O guapa. O poco inteligente. O torpe. O… Pueden existir muchas definiciones, ya que debes tener ideas establecidas de cómo eres. ¿De dónde vienen? ¿Cómo sabes que es exactamente así? ¿Quién te lo ha dicho?

Entender esto puede llevarnos a un punto de diagnóstico muy importante – lo que pienso de mí mismo, y lo más importante – por qué lo pienso. ¿Y si todo esto no es… cierto?

Toda su vida Samantha se consideró torpe, un toro en una cacharrería. Por eso no iba a bailar, se sentía nerviosa en las habitaciones pequeñas – tenía miedo de tocar y derribar algo. Prefería no utilizar objetos frágiles. Incluso los vasos de su apartamento eran de cristal grueso sobre una base maciza – “Se me pueden caer y romper”.  En una cita con el psicólogo, cuando salió a relucir este tema, resultó que esto era lo que su madre siempre le había dicho… A petición de la psicóloga, intentó recordar casos reales de su torpeza y… no pudo.

Natalia cree que es importante determinar primero qué es exactamente lo que falla en la autoestima. Autoestima es una palabra grande, y cada uno, al pronunciarla, se imagina algo diferente. Hay que ser específico.

Por ejemplo, conocemos a tres mujeres jóvenes a las que les gustaría corregir su autoestima. Una está insatisfecha con su peso y con el hecho de que no puede empezar a perderlo: la comida rápida, los pasteles y las hamburguesas siempre ganan. La segunda tiene miedo de comunicarse con el sexo opuesto – se “apaga y se congela”. Y la tercera está segura de que no le espera nada bueno en la vida. Es fácil ver que en los tres casos los problemas son completamente diferentes, lo que significa que los enfoques para mejorar la situación deben ser diferentes.

Olga sugiere, para empezar, que te entiendas a ti mismo. En otras palabras, que te pongas en orden: qué rasgos específicos, partes del cuerpo y aspectos de tu vida te disgustan y cuáles te gustan. Tiene sentido priorizar tus valores. Sería bueno entender lo que traes a este mundo y lo que quieres recibir de él – en qué forma y en qué cantidad. Y después de eso, puedes empezar a establecer un diálogo con esa parte interior que está descontenta con todo y lo critica todo. Si aprendes a negociar con ella – el problema se reduce considerablemente.

Yulia sugiere empezar por definir tu yo real y tu yo ideal. Nuestra imagen del “yo” puede dividirse en varias partes, cada una de las cuales está llena de cualidades diferentes.

○ El “yo” social (nuestra capacidad para sentirnos cómodos en sociedad, la autopresentación, la actividad, la sociabilidad)

○ El “yo” físico (el amor y la aceptación de tu cuerpo, el cuidado de éste, la salud)

○ El “yo” moral (sistema de creencias, principios, cualidades morales, cultura y valores)

○ El “yo” intelectual (cualidades de tu intelecto: velocidad y flexibilidad de pensamiento, creatividad y productividad).

El equilibrio entre el “yo-real” y el “yo-ideal” es la base de tu autoestima. Si te acercas lo máximo posible a tu imagen deseada, tu autoestima es mayor. Si el desajuste es demasiado grande, puedes sufrir timidez, inseguridad, ansiedad e intentar “pasar desapercibido”.

Haz un mapa de tu yo real – no olvides cada uno de los aspectos de la imagen del yo. Y haz el mapa del yo ideal. ¿Dónde hay un desequilibrio? Crea un plan para hacer que lo real y lo ideal coincidan más.

Así pues, estos son los pasos que hemos identificado para que empieces a trabajar tu autoestima. Nosotros hemos hecho nuestra parte, ahora te toca a ti. Pruébalos – ¡estamos seguros de que lo conseguirás!



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